Los
Buenos Amigos Marinos
Categoría Ballenas: Tercer Puesto
En una hermosa
playa, vivía un pez Wari con la señora tortuga Clotilde, que eran
grandes amigos, también vivía un cangrejo y una hermosa estrella de
mar.
Lejos de la playa había una pequeña isla donde vivía: El señor lobo
marino y su familia, también la señora foca y unos pingüinos que parecían
que estuviesen con saco, eran tan, pero tan, graciosos a la hora de
caminar; también estaban las lindas parihuanas, pelícanos, zarcillos
y gaviotas.
Eran tan felices estos animalitos hasta que un día sucedió algo muy
terrible. Habían botado unos barcos, mucho petróleo y muchos desechos
al mar. Nuestros amiguitos no sabían lo que les estaba sucediendo,
estaban tan asustados, que no atinaban a hacer nada.
El señor pelícano no podía mover sus hermosas alas largas, que con
su pico trataba de limpiarse pero todo era imposible.
El pez Wari no podía ver, porque el agua estaba tan negra que ni podía
moverse, la tortuga Clotilde ya no tenía más fuerza, por más que pedía
ayuda nadie venía en su auxilio porque todos estaban en las mismas
condiciones que ella, menos la gaviota, la parihuana y el zarcillo
que no habían sido afectados por el petróleo y los desechos.
Nuestros amiguitos volaban, volaban y volaban alrededor de sus amigos,
tratando de poder ayudarlos, pero no sabían cómo, porque si ellos
se metían al mar, también estarían atrapados.
¡Ay! Amigos ¿Cómo podremos ayudarlos? Dijo el zarcillo. Hasta que
de repente la parihuana recordó a sus amigos de la isla; entonces
decidieron ir en busca de otros amigos de la pequeña isla.
Nuestros amigos estaban tan agotados cuando llegaron a la isla, allí
fueron recibidos por el señor lobo y su familia, la señora foca y
los pingüinos. ¡Ay! Señor lobo, dice la gaviota. ¿Qué pasa? Preguntó
el señor lobo. Necesitamos de su ayuda y de los demás porque nuestros
amigos están atrapados entre el petróleo, respondió la gaviota. Y
es así que toda la familia de la pequeña isla, decide ir en ayuda
de sus compañeros ¡Ojalá que no sea demasiado tarde!. Dice el señor
pingüino.
Al llegar al lugar de los hechos, se dan con la sorpresa de que están
siendo auxiliados por un barco de guardacostas, pero es demasiado
tarde: El señor pelícano acaba de morir, sus amigos se lamentaban
por no haber llegado a tiempo.
Pero felizmente todos los demás vivieron, estaban tan felices que
no se percataron que acababa de llegar un barco petrolero, al darse
cuenta de su presencia, rodearon inmediatamente el barco, y todos
unidos protestaron de lo peligroso que era arrojar petróleo y desechos
al mar; entonces comprendieron estos señores el gran daño que causaban
a estos animalitos indefensos. Fue así que se dieron la vuelta y se
alejaron de esta hermosa playa.
Nuestros amiguitos ahora sí estaban radiantes de alegría; se fueron
a vivir todos a la pequeña isla y fueron felices sin contaminación.
Autor: Pamela Lisseth Espinoza Parias
Seudónimo: La sirenita del mar
Año de estudio: 5to grado
Centro educativo: 22489 Paracas .
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