Delfines Libres

 

Historia

Una consecuencia de esta preocupación fue la Ley 26585 o "Ley para la Protección y Conservación de los Cetáceos Menores" que el Gobierno Peruano promulgó en 1996. Paradójicamente esta misma Ley creó una nueva amenaza para los delfines peruanos, cuando al reglamentarse meses después (D.S. No. 002-96-PE) incluyó artículos que permiten el mantenimiento de delfines en cautiverio en el Perú, así como la exportación, importación, ingreso y salida temporales de estos animales. En ese entonces el visto bueno al mantenimiento de delfines en cautiverio, sumado a los intereses mostrados por algunos empresarios nacionales incrementó la posibilidad de que Perú se uniera a Cuba y México en el reducido y cuestionado grupo de países que se dedican a comercializar delfines vivos, negocio que para los delfines es sinónimo de muerte y/o de una angustiosa y corta vida en cautiverio.

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Instituciones nacionales involucradas en la conservación de cetáceos, como ACOREMA, CEPEC, Prodelphinus y Cruzada por la Vida manifestaron sus discrepancias al respecto. Sin embargo, las autoridades peruanas no dieron marcha atrás por lo que se buscó un mecanismo para restringir el desarrollo de esta actividad en Perú y proteger de esta amenaza a las 16 especies de delfines que frecuentan aguas peruanas, entre las que se incluyen delfines nariz de botella o bufeos, delfines oscuros, delfines comunes, orcas, dos especies de delfines de río, entre otras. Como respuesta a las inquietudes planteadas por estas entidades, las autoridades establecieron, mediante la RM No. 588-96-PE, condiciones y requerimientos mínimos para el mantenimiento de delfines en cautiverio en el Perú, determinándose que el bufeo o delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) es la única especie de cetáceo que puede ser mantenida en cautiverio en el país.

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Ese mismo año (1996) Cruzada por la Vida, ACOREMA y CEPEC/Prodelphinus iniciaron una intensa campaña contra el Hotel Los Delfines, que de manera ilegal y sin ajustarse a las reglamentaciones ingresaron al país dos delfines nariz de botella (Yaku y Wayra), para colocarlos en una poza dentro del hotel. Luego de una larga lucha para impedir que los delfines se quedaran cautivos en el hotel, el poder judicial dictaminó a favor del establecimiento comercial aduciendo que la construcción de la poza se inició cuando en Perú no existía un reglamento para el mantenimiento de delfines en cautiverio.

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Aún en los oceanarios y delfinarios más grandes, los delfines son mantenidos en espacios reducidos ("condiciones mínimas") en relación a sus necesidades naturales. Pero si bien el mantener delfines cautivos en instalaciones fijas es uno de los ejemplos más dramáticos de maltrato a los animales, el caso de los delfines que forman parte de los espectáculos itinerantes, "Show de delfines" o circos es aún más crítico, ya que no están sujetos a control, ni cumplen las regulaciones sobre condiciones mínimas que se aplican a los delfinarios estables; además los delfines son transportados constantemente a diferentes ciudades y países. Esto obliga a sedar a los animales y luego someterlos a un período de reanimación, del cual algunas veces no se recuperan. Los argumentos de que estos espectáculos contribuyen a la educación y cultura de la población no son válidos. Igualmente el fin "recreativo" que se acuña es éticamente inaceptable, porque involucra recrearnos con el sufrimiento diario de un animal.

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En 1996 la empresa CONVIMAR S.A. trajo al Perú un espectáculo itinerante presentando a Tana y Neptuno, "los delfines de Miami". Se tuvo oportunidad de asistir a un triste espectáculo en el que los animales estaban confinados a una poza en condiciones realmente deplorables (ver fotos). Dos años más tarde Neptuno murió por exceso de trabajo físico en Viña del Mar, Chile, país donde han ocurrido varios casos de muerte de delfines cautivos, incluyendo a Meñique y Dragón. Meñique había sido abandonado en Chile, y fue luego re-exportado a Cuba, donde murió. Dragón murió a su llegada a Iquique. Fuentes bien informadas indican que este delfín no se recuperó del sedante que le había sido administrado; llegó dormido y no despertó.

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Cheryl, uno de los delfines del espectáculo Mundo Marino ("Water Land") murió por estrés en octubre 1997, después de un largo viaje por Panamá (febrero/marzo 96); Costa Rica (marzo/mayo 96); Nicaragua (mayo/junio 96); El Salvador (junio/agosto 96); Guatemala (agosto/setiembre 96); Honduras (setiembre/noviembre 96); República Dominicana (noviembre 96/mayo 97) y Jamaica (mayo/agosto 97).

A principios del 2001 Mundo Marino ("Water Land") estuvo en el Perú con los delfines Flipper, Sissy y Betty, en un nuevo episodio de corrupción, falta de permisos y maltrato a los animales. Esta situación motivó el fortalecimiento de la campaña que busca terminar definitivamente con el ingreso de circos itinerantes o "Shows de delfines" en el Perú. Países como Chile, Argentina y Brazil ya han emitido dispositivos legales que prohiben el ingreso y desarrollo de este tipo de espectáculos en sus países. Ahora nos toca a nosotros. Ayudemos a que más delfines vivan libres. Erradiquemos este tipo de espectáculos de Latinoamérica. Apoya la campaña iniciada por ACOREMA, Whale & Dolphin Conservation Society (WDCS-England), CEPEC y Prodelphinus
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